El Zar enfermo ofreció la mitad de su reino
quien pueda curarlo
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El zar y la camisa
Una vez
había un zar que se encontraba enfermo y dijo:
—Daré la mitad de mi reino a quien me cure. Entonces todos los sabios se reunieron y celebraron una junta para curar al Zar, mas no encontraron medio alguno. Pese a todo, uno de aquellos sabios dijo que él podía curar al zar. —Si sobre la tierra se encuentra un hombre feliz -dijo-, quítesele la camisa y que se la ponga el Zar, con lo que éste será curado. |
El Zar
hizo buscar en su reino a un hombre feliz. Los enviados del soberano se
esparcieron por todo el reino, mas no pudieron descubrir a un hombre feliz. No
encontraron un hombre contento con su suerte: el uno era rico, pero estaba
enfermo; el otro gozaba de salud, pero era pobre; aquél, rico y sano, quejábase
de su mujer; éste de sus hijos; todos deseaban algo.
Cierta
noche, muy tarde, el hijo del Zar, al pasar frente a una pobre choza, oyó que
alguien exclamaba:
—Gracias
a Dios he trabajado y he comido bien. ¿Qué me falta?
El hijo
del Zar sintióse lleno de alegría; inmediatamente mandó que le llevaran la
camisa de aquel hombre, a quien, en cambio, había de darse cuanto dinero
exigiera.
Los enviados presentáronse a toda prisa en la casa de aquel hombre para quitarle la camisa; pero el hombre feliz era tan pobre, que no tenía camisa.
Los enviados presentáronse a toda prisa en la casa de aquel hombre para quitarle la camisa; pero el hombre feliz era tan pobre, que no tenía camisa.
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