FILIPOK
Había una vez un niño que se llamaba FIlipok . Un día de
todos los muchachos se fueron a la escuela .Filipok tomó su gorro y quiso
también ir con ellos, pero su madre le dijo:
_¿A dónde vas, Filipok?
_ A la escuela .
_ Todavía eres muy pequeño. No salgas. Y lo dejó en casa .
Los muchachos partieron a la escuela . El padre muy temprano
se fue al bosque y la madre a su jornal. En casa quedaron la abuela, acostada
en lo alto del horno, y Filipok.
La abuela se quedó dormida y Filipok estaba muy aburrido
solo. Buscó su gorro pero no lo encontró.
Entonces tomó un viejo gorro de piel de su padre y se marchó
a la escuela.
La escuela estaba al otro lado de la aldea junto a la
iglesia. Mientras Filipok caminaba por su calle, los perros no le hicieron
nada, porque lo conocían. Pero cuando se alejó de ella, la perrita Zhuchka se
puso a ladrarle y tras ella apareció un enorme perro que se llamaba lobo
.Filipok corrió desesperado y los perros lo siguieron. Entonces el chico comenzó
a gritar y, de pronto, dio un traspiés y cayó al suelo. En ese momento apareció
un campesino, espantó a los perros y le preguntó a Filipok´.
¿A dónde corres solito, pilluelo?
Filipok guardó silencio ,se levantó y siguió corriendo con
todas sus fuerzas. Cuando llegó a la escuela no vio a nadie en la puerta. Pero oyó
el bullicio de los muchachos. Filipok tuvo miedo:
“ Ysi el maestro me va a poner de patitas en la calle?”
Se detuvo un instante a pensar. Si se volvía a casa los
perros le saldrían al camino nuevamente,
pero si entraba…El profesor le daba mucho miedo.
-¿Qué haces afuera si todos los demás están en clase?
Filipok entró en la escuela decidido y, una vez en el
zaguán, se quitó el gorro de piel y entreabrió una puerta. La sala estaba llena
de muchachos y de todos hablaban a la vez. El maestro, con una bufanda roja al
cuello, se paseaba en medio del bullicio. De pronto vio a Filipok y le dijo:
¿Qué haces por aquí?
El niño callaba, con su gorro entre las manos.-
-¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?
-¿Acaso eres mudo?
Filipok estaba tan asustado que no era capaz de decir una
palabra.
-Bueno, si no quieres hablar es mejor que te vayas a casa.
Filipok quería explicarlo todo, pero del miedo se le secó la
garganta. Miró al maestro y prorrumpió en llanto.
El maestro se enterneció y acariciándole la cabeza se
dirigió a los muchachos
-¿Quién es este chico?
-Es Filipok, el hermano de Kostia. Hace mucho quiere venir a
la escuela, pero su madre no lo deja y hoy ha venido a escondidas.
-Está bien, siéntate junto a tu hermano. Hablaré con tu
madre para que te deje venir a clases.
Luego el maestro comenzó a enseñarle las letras.
Filipok ya las conocía y sabía leer, aunque lentamente.
-A ver ,léeme tu nombre.
-Fi- li-pok.
Todos los muchachos se rieron.
-Muy bien-dijo el maestro-¿Pero quién te ha enseñado a leer?
-Mi hermano. Soy despabilado, no me ha costado nada. ¡Soy muy
listo!
-Ya tendrás tiempo para dártelas de sabio. Es mejor que
ahora empieces a estudiar.
Desde entonces Filipok va a la escuela igual que todos los
muchachos.
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